Con el final de las vacaciones llega el regreso a la rutina, los atascos, las prisas por la mañana para no llegar tarde… Nuestra cabeza se llena de preocupaciones, le damos vueltas a todo antes de dormir y descansar se convierte en un reto. Esto no tiene por qué ser así, es más, no debe ser así, ya que un mal descanso afecta a nuestra salud y bienestar y es importante conseguir dormir mejor.
En Buensueño continuamos poniendo el foco de nuestra atención y trabajo en la importancia de disponer de un equipo de descanso en condiciones para conseguir la calidad de sueño que merecemos. Si colchón, almohada y base están en condiciones óptimas para nuestras necesidades, nuestro cuerpo ya tiene mucho terreno ganado para recuperar su energía y despertar por la mañana sin molestias.
Con un descanso de calidad, mejora nuestro bienestar general.
Partiendo de esta base, sólo quedaría tomar el control sobre otros factores como ese pepito grillo que es nuestra mente cuando cae el sol, que le da por pensar y no nos deja dormir recordándonos todo lo que falta por hacer. ¿Es posible acallarla? Bueno, hay trucos para reducir el estrés y que las preocupaciones no nos provoquen tantas molestias:
Haz ejercicio.
El ejercicio físico es bueno para todo, para nuestra salud en general y, mira tú por donde, también sirve para dormir mejor. Hacer ejercicio una hora antes de dormir incita al cuerpo a querer su momento de reposo y descanso de forma natural. Además, mientras se está realizando el ejercicio se “rompe” con las tensiones que se hayan ido acumulando durante el día lo que nos ayudará a no llevárnoslas a la cama.
Cuida tu espacio.
Nuestro dormitorio debe ser algo así como nuestro templo del descanso, un lugar que nos inspire calma y cuyas características favorezcan el que nos entre el sueño rápidamente.
El silencio es un buen aliado: Evita ver la televisión en la cama y, si existen ruidos externos como el tráfico o terrazas de bares y discotecas, habría que plantearse aislar acústicamente las ventanas o paredes. O bueno, también se pueden usar tapones para los oídos, que es más económico.
La temperatura del dormitorio es mejor que sea constante y que esté sobre los 15-22°C
¡Nada de móviles, tablets u ordenadores!
Es tentador revisar e-mails, los mensajes, las redes sociales, ese artículo tan interesante o aquel test sobre qué plato de comida rápida te representa pero mejor no, mejor dejarlo para otro momento. Dicen los expertos que la luz de los dispositivos funciona como estimulante para nuestro cerebro así que lo suyo es abandonarlos un par de horas antes de irse a dormir.
Respira…
El control de la respiración es una sencilla y reconocida técnica de relajación. Toma aire durante 4 segundos, mantenlo durante 7 y expúlsalo lentamente.
¡Ya está! Repite esto unas cuantas veces dejando la mente en blanco y concentrándote en la respiración y notarás como el cuerpo libera mucho del estrés acumulado durante el día.
No es la única técnica, existen muchas más, pero creemos que esta es lo suficientemente sencilla como para iniciar un pequeño “Ritual para irse a dormir” y ya habrá tiempo de probar otras hasta dar con la que más se ajuste a nuestro perfil y rutina.
¿Sabes de algún truco más? ¡Nos encantaría oírlo! Puedes dejarlo en comentarios o en nuestras redes sociales.